28 set. Oposición a la legalización del peyote

En los Estados Unidos, cada vez hay más estados que han descriminalizado la venta y el consumo de la marihuana. Esto hace que se empiece a hablar de hacer lo mismo con otras sustancias, entre las que destaca el peyote. Se trata de un cactus que crece en ciertas zonas del desierto de Sonora, tanto en el lado norteamericano como en el mexicano. El peyote contiene mescalina, una sustancia conocida por generar alucinaciones si se consume en ciertas cantidades. Otra característica muy importante del peyote es su lento crecimiento. Necesita al menos 12 años para llegar a contener mescalina en cantidades apreciables.
Desde hace siglos, las tribus indias del suroeste de Estados Unidos y las del norte de México, han utilizado el peyote para sus rituales, como forma de alteración de conciencia y así conectar con el mundo espiritual. Como todo ritual, es una forma de conocimiento hermético que se transmite a personas iniciadas. En otras palabras, el peyote ha sido empleado tradicionalmente de forma reglada para usos religiosos.
Con la colonización, estas prácticas fueron prohibidas, pero se mantuvieron en secreto. A principios de siglo XX, la cristianización dio lugar a un nuevo caso de sincretismo religioso, con el nacimiento de la iglesia de los nativos americanos, que incorporaba el uso del peyote como forma de conexión con Dios (Gran Espíritu). A partir de los años 70 del siglo XX, se establecieron las leyes que permitían el uso del peyote en ceremonias religiosas de los indígenas. A partir de ahí, el uso ritual del peyote se ha extendido más allá de las tribus que originalmente lo utilizaban.
Cabe decir que las tribus de más al norte (grandes praderas, Pacífico…) no han adoptado el peyote, ya que la conexión con el mundo espiritual se establece bajo fórmulas de abstinencia (es decir, la no ingestión de ninguna substancia, justo lo opuesto). Quien sí empieza a utilizar el peyote es la población (mayoritariamente blanca/occidental) que busca los efectos alucinógenos de la mescalina. Por ahí es donde surge el problema.
Ahora que la marihuana está descriminalizada, y en muchos estados se permite su venta pública, se ha empezado a hablar de hacer lo mismo con otras sustancias, entre ellas, el peyote. Esto es lo que ha provocado las quejas de la iglesia de los nativos americanos, así como de diferentes tribus del suroeste, como la de los Navajo (la mayor y más poblada).
¿Por qué se oponen a la descriminalización y venta libre del peyote? Por dos razones:
- La primera, es que siempre ha habido poco peyote. Crece muy despacio, se necesitan al menos 12 años, y a menudo más, cuesta cultivar, es endémico de ciertas zonas del desierto de Sonora… Si se acepta la venta del peyote, los “blancos” que quieren disfrutar de la mescalina la acapararán, y no dejarán para los indios. Además, si es un bien escaso, subirá de precio.
- La segunda es la creencia de que el peyote tiene propiedades para conectar con el mundo espiritual, y que esto le convierte en sagrado. Nada que sea sagrado puede ser abierto a todo el mundo, el conocimiento y uso del peyote exige ser enseñado y dirigido por alguien, tu guía espiritual. El uso abierto y público del peyote es un ataque directo a su sacralidad. Es una banalización, inaceptable para los creyentes.
Veremos cómo termina este nuevo conflicto entre el mundo tribal y el occidental. ¿Pesará más el derecho religioso o el derecho a la libertad de consumo? Será interesante ver, un caso más de la dificultad para la convivencia de las culturas indígenas dentro del gigante estadounidense.
Autor: Francesc Nolla